Cierta ocasión tuve la oportunidad de trabajar con un jefe que a todo
trabajo ejecutado y de calidad lo recibía con agrado y con el comentario
"excelente trabajo gracias", cuando se lo ejecuta en los parámetros
normales su comentario era "buen trabajo compañero"; pero siempre se
acercaba a comentar lo mencionado a sus colaboradores; se percibía una
excelente ambiente y todos trabajaban con el afán de obtener el mejor
comentario.
En una divergencia de la vida trabaje con varios jefes que no sabíamos si le
agrado el trabajo o le molesto porque nunca existía un comentario; sin embargo,
los gritos y el mal trato no se hacían esperar, por lo que todos decíamos
"para que damos algo más si sabemos que igual nada le agrada y todo le
molesta". Entre ellos un jefe con espíritu perfeccionista que solo generó
trabajadores autómatas que ejecutaban lo que le piden nada más, nunca existió
un valor agregado, porque su política de reconocimiento estaba enfocada al
aumento de sueldo del 10% al personal que genere algo extraordinario (parámetros
de criterio que nadie entendía) y un requisito habilitante que tenga más de 20
años en la organización; sin embargo, con esa actitud de control y estrés laboral
solo el 20% del personal tenía más de 20 años pero en el criterio de evaluación
nadie lo merecía.
El reconocimiento no es cuestión de dinero, y desde luego que la organización de mayor productividad y de altos márgenes
de calidad es la primera, donde todos están comprometidos y todo se debe a una
mínima actitud de gratitud (reconocimiento). Con los casos expuestos debemos
detenernos un momento a identificar donde estamos y si está en nuestras manos
cambiar, lo hagamos; recuerde que si cambiamos nuestro metro cuadrado esta
actitud es de efecto multiplicador, todos ven los resultados y emulan el
procedimiento.
Un jefe rígido de carácter hostil genera solo miedo y no es el efecto que
una organización necesita para su desarrollo. La disciplina proviene de reglas
definidas y se establece como cultura cuando el personal se siente comprometido
y se ha desarrollado el sentido de pertenencia en un buen ambiente de trabajo.
Decir: "gracias", "buen trabajo", "eres
importante" y otra frases de gratitud, no cuesta nada, pero genera grandes
resultados que producen crecimiento en las utilidades, optimización de
recursos, innovación. Con esta estrategia la organización no invertirá dinero
solo será cuestión de actitud.