jueves, 20 de agosto de 2020

Cuidemos nuestro trabajo... otros lo necesitan

 

 

Es muy común quejarnos de los jefes, porque son el punto central en la gestión de los procesos que conforman una organización, pero es necesario hacer un autoanálisis, de que tan eficiente es nuestro desempeño, porque muchas personas con el paso de los años, se olvidan del ímpetu de los primeros días de trabajo.

Es parte de nuestra condición humano, adaptarnos al entorno y en organizaciones donde existe periodos administrativos de motivación negativa, todos pierden el ánimo, la ilusión y se vuelven en unos autómatas, que buscan la mejor oportunidad para reducir su jornada, limitarse a una tarea, reducir su producción; y, muchas veces es un espíritu colectivo, en el que una persona asume el rol de líder (negativo), y crea una cultura del mínimo esfuerzo; cuando llega un nuevo integrante, con ánimo y la mejor predisposición para trabajar, feliz de haber conseguido un trabajo, inmediatamente empieza a actuar el medio, y puede ver que todos están acostumbrados a un nivel de producción, hasta que llegan a tocar su subconsciente y lo convencen que no es necesario esforzarse demasiado, con un nivel promedio es suficiente para mantener su trabajo. 

Un tío que trabaja como Gerente zonal de comercialización de una empresa productora de materiales de limpieza industrial y aseo personal, me comento que todos los gerentes acordaban el cupo máximo de ventas que podrían llegar y nadie debía excederse, cada mes un gerente tenía el mejor índice de ventas y se turnaban para que ninguno tenga problemas, si un gerente no se adaptaba, existían estrategias para que su margen de ventas disminuya y salga de la empresa. 

Otros aspectos que influyen en la zona del conformismo es nuestra memoria de corto plazo de los beneficios que brinda la empresa; alguna vez el grupo de colaboradores de la organización obtuvieron el beneficio del transporte y ya no tenían que preocuparse en la movilidad de su domicilio al trabajo y eso generó bienestar, pero con el paso del tiempo ya no era considerado como un incentivo y pasó a convertirse en una obligación que la empresa debe proporcionar y no nos gusta la ruta, el vehículo o las ubicaciones en los asientos y se ha convertido en una tema de disgusto y criticas continuas hacia la empresa. Esto ocurre con muchos beneficios que no lo vemos como parte de nuestra remuneración, pero si en algún momento lo perdemos, si sufriremos el gasto que nos implicaría.

Cuando una persona ingresa a una organización con contrato indefinido, creen que alcanzaron la estabilidad laboral y que si en algún momento la organización le exige algo que no está en su contrato, los sindicados están listos para exigir, que se respete solo lo escrito; pero cuando la organización implementa incentivos salariales por resultados, también están listos con el sindicato para exigir el beneficio colectivo, esto crea en los colaboradores, ese comodín que lo utilizan para beneficio personal.

Nos sentimos en un pedestal, en el cual la empresa, que a una o varias personas les costo jornadas interminables y sacrificios personales crearla, ahora se ha llenado de personas con aires de accionistas mayoritarios, intocables y solo nos estamos convirtiendo en profesionales mediocres que perdimos el espíritu de superación y el entusiasmo de alcanzar logros.

Esta pandemia por la que atraviesa el mundo, obligó a muchas empresas a cerrar sus puertas, otras tuvieron que reducir personal y los gobiernos reformaron leyes para que las organizaciones puedan salvar algo, brindando como Estado el apoyo legal para que puedan reducir horarios, reducir remuneraciones, despedir personal y otros aspectos que ataban a las organizaciones a tomar decisiones.

Las empresas responsables, buscaron la manera de mantener sus operaciones no se dieron por vencidos, pero fue necesario la optimización de recursos, muchas personas tuvieron que salir, pero para muchos no fue una difícil decisión, porque estaban claros de quienes eran los colaboradores que se identificaban con la organización, y sin generalizar muchos colaboradores problemas tuvieron que salir. 

Los índices de desempleo cada día están aumentando, por cada puesto de trabajo que se abre, existen cientos de candidatos esperando una oportunidad, así que es necesario cuidar nuestro trabajo, sin someternos a un yugo de opresión y exploración laboral, pero es importante conocer nuestras debilidades y cambiar, fortalecernos en aspectos personales que estaban olvidados, como la empatía, la comunicación, el trabajo en equipo, el liderazgo, la proactividad y otras más que cada uno conoce pero nos hemos convencido por muchos años que estamos bien y que el mundo está mal. 

Siempre estaré del lado de la justicia, no estoy inclinando la balanza hacia las empresas, porque en la interrelación entre el jefe y los colaboradores, se debe establecer un punto de equilibrio, un ganar-ganar, en la cual las dos partes debemos ceder.

Siempre he dicho que la comodidad de una persona es la incomodidad de muchos. Es necesario que como colaboradores nos esforcemos continuamente a ser mejores, sin caer en la zona de confort o establecernos en una trinchera de lucha desde la cual criticamos todo, pero no hacemos nada por avanzar. Buscamos solo el bien individual y nos olvidamos de los demás; nos aprovechamos de las debilidades administrativas de las empresas para "facilitar nuestra vida", pero no ponemos retos a nuestras fortalezas, para crecer en conjunto.

Como empresa debemos ser coherentes y brindar bienestar, no ocultar las deficiencias con decisiones autoritarias, que limiten el espacio a la comunicación, todos tenemos algo que aprender y debemos ponernos en los zapatos de los más débiles para tomar las mejores decisiones. 

 

Por: Marco Benalcázar

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