lunes, 25 de marzo de 2019

Cuando el entorno no te permite crecer y solo forma lideres autócratas

En un servicio institucional tuve que administrar un grupo de personas de otra institución similar a la que pertenecía, para esta misión por un acuerdo interinstitucional nos designaron a personal directivo con los mismos perfiles profesionales; cuando llegué al lugar indicado y tuve contacto con el personal, empecé a organizarles según creía que surtiría un efecto positivo para mejorar las relaciones interpersonal, generar bienestar en el personal y sobre todo alcanzar el objetivo que los directivos esperaban de nosotros.

El trabajo era necesario realizarlo en varios equipos debido al tiempo limitado y para mí era pertinente que como ellos se conocían, que los equipos sean por afinidad y les indique que se conformen los equipos y decidan cual tema desarrollar; sin embargo, no obtuve ninguna respuesta, preocupado por esta situación, intente repetir las indicaciones pero se acercó un integrante del grupo y me comentó, "no les dejé que ellos opinen es preferible que usted les diga que deben hacer y ya". Para mí fue nuevo porque no es como acostumbraba a guiar al personal. 

Comenté lo sucedido con mi esposa y ella me indicó que eso también le ocurre, entonces al siguiente día, solo llegué a dar disposiciones y todo fluía. De esta experiencia entendí que en muchos lugares las personas se acostumbraron al mal trato y que era la única manera en la que desarrollaban actividades en su medio, desde luego que poco a poco fui cambiando su forma de pensar, les proporcione el espacio de opinión, felicite sus aciertos y todos aprendimos de los errores y es cuando más interés desperté porque eran expertos en lo que hacían y cada uno quería enseñar al otro para que esos errores no se repitan.

En este espacio ellos no tienen la culpa de proceder de esa manera, el entorno fue el que les cambió, generó un comportamiento que no se adapta a un líder participativo, esperan de un autócrata que imponga su pensamiento y que brinde instrucciones específicas, nadie piensa, nadie opina, todo es dispuesto.

Estos ambientes no generan compromiso porque no existe el empoderamiento necesario y causa retraso en el desarrollo de las actividades, porque en cualquier ausencia del jefe se paraliza las operaciones y las organizaciones van heredando directivos con esta tendencia, porque el entorno es el mismo y ni siquiera se realiza un análisis de que se debe mejorar, todos se acostumbraron a lo que se vive y si existe algún tipo de propuestas distintas, es considerado como un enemigo de sus tradiciones, atentado contra la disciplina de trabajo y  una disminución del espacio de poder.

Insisto en el buen clima organizacional;  nada va a fluir si el nivel directivo no invierte en este tema, todo el recurso que se destine a su desarrollo genera optimización y maximización de utilidades.



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miércoles, 6 de marzo de 2019

El efecto de culpar a los demás

Que importante es ser visionarios y proactivos, esto permite que todo el equipo de trabajo camine rápido y hacía adelante.

En la transición del poder del Presidente de México, el mandatario que asumía el cargo, en su discurso mencionó algo que me marcó, parafraseando un poco, el comentaba, "existen dos caminos que podemos seguir, el primero está orientado a buscar los problemas que causaron la crisis actual, lucharemos por encontrar a los responsables, no descansaremos hasta conocer toda la corrupción que se generó; el otro camino es olvidar todo lo ocurrido y marcar la ruta de partida y promover el desarrollo, y lo único que debemos tomar en cuenta es que solo tenemos pocos años de gestión, cual camino deciden que será el mejor".

Esto se aplica en toda organización, la transición del nivel directivo tiene un alto porcentaje de rotación, y muchos gerentes centran su esfuerzo en buscar los errores de las anteriores gestiones, siembran odio y quieren que el Consejo conozca de su imparcialidad, de su olfato para detectar problemas; pero los indicadores de gestión siguen en el mismo nivel.

Se direcciona el trabajo de todo el equipo de colaboradores a buscar lo que se hizo mal, desviamos la atención de lo importante, no sabemos cómo solucionar los problemas, no entendemos cómo desarrollar habilidades y esperamos que las personas nos aprecien luego de un análisis comparativo del peor daño, de comparar las cosas malas que hicieron los antecesores a nuestra condición normal sin nada que entregar.

Es la oportunidad exacta cuando queremos cobrar venganza y nuestro esfuerzo fue para alcanzar ese puesto directivo, y pensamos que ahora es el momento para explicar a todos que tipo de villano se va de la organización. Pero si todo nuestro talento se hubiese usado para innovar, preguntas que quizá no podamos contestar y la sucesión seguirá sembrando odio.

Que importante es contar con un plan de sucesión, en que podamos formar líderes con habilidades gerenciales, para que la organización reciba un nuevo aire, para que se reestructure y fortalezca la gestión con el solo propósito de ser perennes y posicionar nuestra marca.

Nunca es tarde para cambiar, recuerde que cuando asuma ese cargo directivo, es su momento, mejore todo lo que en el transcurso de su trayectoria profesional le parecía que estaba mal, mejore todo lo que le motivo, y elimine todo lo que se causó problemas, pero nunca se deje llevar solo por los sentimientos, su experiencia le permitirá diferenciar entre lo bueno y lo malo para la organización que sea concordante con el bienestar del talento humano.


Toda decisión la debe tomar calzándose los dos pares de zapatos, el del directivo y el del colaborador.