lunes, 8 de abril de 2019

Ocultamos nuestra personalidad para encajar en el entorno

El país vivía una constante crisis económica, todos buscábamos consolidarnos en un puesto de trabajo, obtener la estabilidad necesaria, dejamos a un lado la teoría de buscar un trabajo en el que te sientas bien y buscamos el espacio en el podamos subsistir, hasta que el lugar esperado llegó, era un trabajo promedio para llevar una vida económica de nivel medio, los jefes rotaban continuamente porque existía opciones de crecimiento o salidas de personal porque obtenían mejores ofertas.

Mi primer día, sentía mucho miedo y todo era nuevo, conocí a mi Jefe y la primera actividad que me encomendaron fue un desastre, el era de esos jefes que llegaba con grandes ofertas al nivel directivo y gozaba de su confianza, por sus antecedentes de mano dura, imparcial y firme en su accionar. Fui llamado la atención por no cumplir la expectativa del jefe; sin embargo me esforcé lo más que podía, el comentario de mi jefe de todos los días era "se te está acabando tus vidas, te vas a quedar sin trabajo", hasta que un día fui notificado y me cambiaron a otra área, desde luego que llegó un reemplazo a mi anterior puesto, porque ahí se atendía directamente todo lo que el jefe necesitaba.

Mi nuevo puesto era una maravilla, me forme profesionalmente, tuve la oportunidad de innovar y ayudar a los demás. Había pasado ya un año y estaba conforme, tenía posibilidades de crecimiento, hasta que un día fui nuevamente notificado, regresaba a mi anterior puesto a pedido del mismo jefe con el que trabajé, todo se fue al piso, sabía que empezaría otra vez esos feos días, en los que suena el despertador y quisieras inventar cualquier pretexto para no trabajar o esperar con ansias el viernes para salir de ese desagradable ambiente de trabajo.

Pensé que había madurado y adopte una actitud distinta, si el jefe dice verde será verde y si pide azul, será azul; y me resulto, fue una excelente estrategia, mi jefe ya no se quejaba ni me amenazaba, ahora quería que todo pase por mis manos. Desde luego no había nada innovador y no me atrevía a objetar nada, pero siempre estaba en mí, "y si mi jefe se entera que no pienso como él". Nada de lo que decía me parecía correcto, él no se preocupaba por la personas, solo quería alcanzar su propia fama para ser bien visto por el nivel directivo y alcanzar un puesto en ese nivel, mi insatisfacción era permanente, porque mi formación académica me había enseñado lo importante de administrar técnicamente al talento humano, pero no tenía otra opción que alinearme a lo que el jefe quería alcanzar.

Hasta que un día me dije basta, y como alguna vez escuche una frase "decir adiós es crecer" me arriesgue y no me arrepiento, fue la mejor decisión parecía que no existía una salida pero aprendí que en medio de las dificultades o la crisis, siempre surge una oportunidad. Rápidamente encontré un buen lugar de trabajo, gracias a mi experiencia en la anterior empresa que era catalogada como un referente en la administración de recursos y sigo creciendo profesionalmente.

Conozco de muchas personas, que se han convertido en autómatas que bailan al ritmo del jefe, reprimiendo sus sentimientos y su proyección de crecimiento en todo aspecto, créame que no es la mejor opción, es mejor explorar el mundo, buscar nuevas oportunidades de crecimiento, su aptitud vale oro y si no sabe aplicarla, una día la perderá y cuando la necesite será muy tarde porque las cosas negativas ya se habrán apoderado de su vida y todo le parecerá que está mal, será la piedra en el camino de las nuevas generaciones y solo vivirá esperando que sea viernes y que sus aportaciones al seguro social se cumplan para acceder al retiro. 

Es importante que siga soñando, aprenda de su primer trabajo, soporte las cosas malas que se pueden presentar, porque eso le dará experiencia y le ayudará a financiar nuevos estudios, proyectos y otras más, que le permitan caminar al lugar donde se sienta cómodo y pueda potenciar sus ideas, innovando continuamente. 

No viva saltando de trabajo en trabajo porque eso daña su hoja de vida con la que se presenta a toda organización, porque puede crear una mala imagen e inmadurez profesional y solo obtendrá un mal concepto de el posible compromiso que usted puede tener, relacionando esto a su poca capacidad para adaptarse al entorno.