No nos interesa
dedicar un momento a la lectura, porque si la idea principal no está en
el título o en las primeras líneas, será una perdida de tiempo y es lo que
menos tenemos. Este y otros pensamientos son parte de nuestra cultura, la misma
que muchas veces es predecible, y por esta razón las personas evitamos realizar
ciertas acciones, porque suponemos saber cual será el resultado o la respuesta
que vamos a obtener.
He vivido ciertas
experiencias que te dejan un sabor amargo, de como es la relación de amistad
con las personas, circunstancias que obligan a tomar decisiones radicales, en
situaciones donde en forma ficticia se debe colocar en una balanza la amistad
versus la integridad.
Como todos,
tenemos diferentes tipos de amigos, compañeros o conocidos, en un entorno
con diversidad de criterios y caracteres, personas que reaccionan diferente
ante momentos en los cuales requieren realizar un trámite u obtener algo,
donde muchos buscan los medios para evitar los trámites burocráticos y los
cansados tiempos de espera.
Muchas personas
evitan pedir favores, porque adquieren un compromiso moral, que en
cualquier momento te pueden cobrar, y el costo puede ser alto, en relación a
una trayectoria integra.
En algún momento de
mi vida, estuve a cargo del proceso de selección en una Institución reconocida a
nivel nacional, donde las vacantes eran limitadas y el segmento que participaba
era muy grande, asimismo, las pruebas de ingreso eran exigentes. Fue cuando
tuve la desagradable experiencia de conocer, como las personas con influencia política
o amistades con directivos de la organización, buscaban obtener un cupo para
sus recomendados; desde luego que mi posición siempre fue negativa a los
pedidos de procedimientos fuera de lo establecido, y siempre les pedía que
permitan que la competencia sea leal y que todos puedan confiar en un proceso
transparente que seleccione al personal idóneo.
En ese mismo tiempo
tenia el apremio de obtener una certificación académica y acudí a un centro
especializado donde inmediatamente fui bien recibido y mientras rendía la
evaluación el facilitador estuvo todo el tiempo presto atender mis inquietudes,
luego fue muy ágil para extender mi certificación, la misma que tuvo un tiempo
record en relación a la espera del usuario promedio. No entendía porque esa
exclusividad pero me correspondía ser muy agradecido por la cordialidad
obtenida.
Al poco tiempo en la
oficina donde realizaba los asuntos administrativos del reclutamiento, se
presentó el mismo instructor amable y me pidió mi ayuda para que su hijo pueda
obtener un cupo de ingreso, ahí entendí porque tuve esos privilegios, mi
condición moral me exigía que retribuya el favor, pero tuve un fuerte choque
con mi integridad, quien al final prevaleció y no tenía otra opción que
expresar mi discurso habitual, "permita que la persona conozca su
capacidad y si es su vocación el hará lo necesario, para alcanzar el puntaje requerido
para su ingreso", la respuesta fue obvia, poco cortés y el reproche de que
no era leal ante una persona que si me ayudo cuando lo necesitaba.
Desde ese momento,
tome la drástica decisión de no pedir favores a nadie, porque las personas
quieren en algún momento poner tu integridad en una negociación que no vale la
pena.
Es importante
desarrollar valores morales en nuestro entorno, evitar que las personas crean
que las cosas se obtienen fácil y rapidamente, siendo privilegiados entre un grupo,
donde muchos todavía confían en el sistema y dan su tiempo y esfuerzo a
desarrollar competencias, que les permita alcanzar la satisfacción de haber
logrado el éxito. Circunstancias que no deben echarse a la basura por una
simple llamada o un pedido basado en familiaridad, amistad o posición jerárquica
en la organización.
No seamos parte del
problema que aqueja a la sociedad, formemos personas de bien que sabrán actuar correctamente
en todas las circunstancias de la vida y de esta manera seremos protagonistas
de un entorno de armonía y de un buen convivir.