sábado, 28 de diciembre de 2019

Favor con favor se paga

No nos interesa dedicar un momento a la lectura,  porque si la idea principal no está en el título o en las primeras líneas, será una perdida de tiempo y es lo que menos tenemos. Este y otros pensamientos son parte de nuestra cultura, la misma que muchas veces es predecible, y por esta razón las personas evitamos realizar ciertas acciones, porque suponemos saber cual será el resultado o la respuesta que vamos a obtener.



He vivido ciertas experiencias que te dejan un sabor amargo, de como es la relación de amistad con las personas, circunstancias que obligan a tomar decisiones radicales, en situaciones donde en forma ficticia se debe colocar en una balanza la amistad versus la integridad.



Como todos, tenemos  diferentes tipos de amigos, compañeros o conocidos, en un entorno con diversidad de criterios y caracteres, personas que reaccionan diferente ante momentos en los cuales  requieren realizar un trámite u obtener algo, donde muchos buscan los medios para evitar los trámites burocráticos y los cansados tiempos de espera.



Muchas personas evitan pedir favores,  porque adquieren un compromiso moral, que en cualquier momento te pueden cobrar, y el costo puede ser alto, en relación a una trayectoria integra. 



En algún momento de mi vida, estuve a cargo del proceso de selección en una Institución reconocida a nivel nacional, donde las vacantes eran limitadas y el segmento que participaba era muy grande, asimismo, las pruebas de ingreso eran exigentes. Fue cuando tuve la desagradable experiencia de conocer, como las personas con influencia política o amistades con directivos de la organización, buscaban obtener un cupo para sus recomendados; desde luego que mi posición siempre fue negativa a los pedidos de procedimientos fuera de lo establecido, y siempre les pedía que permitan que la competencia sea leal y que todos puedan confiar en un proceso transparente que seleccione al personal idóneo. 



En ese mismo tiempo tenia el apremio de obtener una certificación académica y acudí a un centro especializado donde inmediatamente fui bien recibido y mientras rendía la evaluación el facilitador estuvo todo el tiempo presto atender mis inquietudes, luego fue muy ágil para extender mi certificación, la misma que tuvo un tiempo record en relación a la espera del usuario promedio. No entendía porque esa exclusividad pero me correspondía ser muy agradecido por la cordialidad obtenida. 



Al poco tiempo en la oficina donde realizaba los asuntos administrativos del reclutamiento, se presentó el mismo instructor amable y me pidió mi ayuda para que su hijo pueda obtener un cupo de ingreso, ahí entendí porque tuve esos privilegios, mi condición moral me exigía que retribuya el favor, pero tuve un fuerte choque con mi integridad, quien al final prevaleció y no tenía otra opción que expresar mi discurso habitual, "permita que la persona conozca su capacidad y si es su vocación el hará lo necesario, para alcanzar el puntaje requerido para su ingreso", la respuesta fue obvia, poco cortés y el reproche de que no era leal ante una persona que si me ayudo cuando lo necesitaba.



Desde ese momento, tome la drástica decisión de no pedir favores a nadie, porque las personas quieren en algún momento poner tu integridad en una negociación que no vale la pena.



Es importante desarrollar valores morales en nuestro entorno, evitar que las personas crean que las cosas se obtienen fácil y rapidamente, siendo privilegiados entre un grupo, donde muchos todavía confían en el sistema y dan su tiempo y esfuerzo a desarrollar competencias, que les permita alcanzar la satisfacción de haber logrado el éxito. Circunstancias que no deben echarse a la basura por una simple llamada o un pedido basado en familiaridad, amistad o posición jerárquica en la organización.



No seamos parte del problema que aqueja a la sociedad, formemos personas de bien que sabrán actuar correctamente en todas las circunstancias de la vida y de esta manera seremos protagonistas de un entorno de armonía y de un buen convivir.





viernes, 15 de noviembre de 2019

La teoría vs la práctica


Hemos dedicado tanto tiempo a formar nuestra vida profesional, con extensas jornadas académicas, obtenemos un sin número de títulos, muchas veces para encajar en un perfil, y seguir cumpliendo el requerimiento de un empleador; asimismo, fortalecemos nuestra hoja de vida con capacitaciones en temáticas de actualidad, con nombres extranjeros o de alta creatividad. Pero cuando creemos alcanzar un empleo acorde a nuestra proyección, seguimos siendo aprendices.

La teoría es fácil aprender, solo requiere de dedicación y un buen nivel de concentración en su contenido, lo cual se verá reflejado en una calificación cuantitativa o cualitativa que segmenta a un grupo, pero la capacidad de tomar decisiones y saber cómo aplicar en la práctica, es muy distinto; y, ha generado varios inconvenientes en la adaptación del personal a la organización. Las universidades no te preparan para la etapa de ejecución, te enseñan ideales de una organización modelo, y muchos profesionales fracasan cuando se encuentran con los obstáculos, que impide su accionar.

La autoeducación juega un papel importante, cuando se debe interrelacionar lo aprendido, comprender que operaciones tienen relación directa con la contabilidad, o que el clima laboral es una estrategia para incrementar la producción. Aspectos que no encontramos en los libros o que nos acostumbramos solo a leer la parte pertinente en la normativa, y no leemos el texto íntegro, donde te explicará cómo concatenar las ideas para su aplicación.

Otro aspecto que ha generado problemas de iniciativa en las actuales generaciones, es el internet, que sin duda es un excelente herramienta de consulta, pero no debe ser nuestra última palabra, muchos jóvenes expresan su necesidad al internet para que les muestre la solución, quieren saber "que se hace cuando..." o "como realizar...", y se acoge la primera respuesta para la aplicación, sin discernir entre lo correcto y lo aplicable de la situación propia y lo presentan como la solución, que siempre es de una realidad distinta.

Nos vende la ejecución de procesos como un sistema definido que genera sinergia que la organización necesita y que desarrolla competencias que potencian al  talento humano generando la interrelación para el crecimiento productivo; argumentos que en teoría se venden actualmente y las empresas lo adaptan como su prioridad en los proyectos de expansión; sin embargo, en la realidad se puede distinguir que el aprendiz de cierto lugar de trabajo, espera que el jefe le diga exactamente que debe hacer y no se identifica un valor agregado, ha limitado su iniciativa o su capacidad de investigación, lo que genera pérdida de tiempo para los dos y mal uso de los recursos.

En teoría una organización que tiene definido un plan de carrera genera un buen clima organizacional, pero en la práctica vemos como el empleado de 20 años, cree que tiene toda la experiencia para ser el jefe de equipo, pero no analiza que no tiene el conocimiento o la experiencia para liderar personas, y si cometen el error de ascenderlo, la organización ha perdido un excelente trabajador y ha ganado un mal líder, por eso es importante desarrollar continuamente competencias que nos permitan crecer profesionalmente, obteniendo como resultado una correcta producción que se reflejará en un posible ascenso.

Es necesario sentarnos un momento y analizar que no estemos en el círculo de vender ideas o nombres espectaculares, pero que no hemos medido el impacto en la organización, no sabemos cómo generar un correcta inducción al puesto de trabajo y un sistema de adaptación que cree la confianza en los colaboradores y la empresa sienta el cambio en el desarrollo, optimización de recursos y maximización de la productividad. 

Empiece creando un ambiente de trabajo agradable, fortalezca la comunicación, permita que todos aporten con ideas, muchos tienen la experiencia necesaria para promover cambios positivos, no piense solo en su entorno, si tiene la facilidad puede aportar a la sociedad con planes de prácticas pre profesionales, en convenio con instituciones educativas, que les permita a los jóvenes estar preparados para su etapa laboral; cree planes de carrera a la par de un plan de sucesión que le permita desarrollar competencias en todo el personal.

Sea visionario, no espere conseguir un buen empleo, innove con alternativas de emprendimiento que lo liberen de un empleador, no desmaye, intente nuevamente, corrija los errores e insista; así usted tendrá el espacio para crear una organización distinta, podrá expandirse conforme al alcance de sus sueños. Le permitirá generar fuentes de empleo y será el aporte que esta sociedad tanto necesita.

Ante la falta de espacio para iniciar su empresa, trabaje en lo que pueda para financiar lo que le gusta, no se preocupe de las críticas, muchos esperan su fracaso, pero su pensamiento debe seguir encaminado al éxito, siga creyendo, que la fe siempre mueve montañas. 

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miércoles, 16 de octubre de 2019

Heridas de guerra en el talento humano

Se vivía momentos de conmoción, la guerra era inminente. El Capitán comúnmente era el responsable de la planificación del personal militar, un trabajo administrativo de ocho horas sentado frente a un computador, que lo había separado de la actividad operativa y del entrenamiento que recibe un militar que continuamente emplea las armas.

Un día le llegó la disposición de recibir el equipo de combate y liderar un  grupo de 50 personas, los mismos que tenían como misión proteger un objetivo estratégico que si el enemigo destruía, podría afectar gravemente a la voluntad de lucha del país.

Lo pensó una y mil veces, ¿por qué a mí?, si existen muchas personas entrenadas y con mejores actitudes de liderazgo, pero cumplió lo dispuesto; fue trasladado al punto de defensa, entonces empezó conociendo a su personal, ¡oh sorpresa!, ninguno tenía entrenamiento, todos cumplían funciones administrativas.

Se organizaron de tal forma que proyecten un impacto disuasivo, con estrategias de combate que adaptaron a los conocimientos del grupo. Permanecieron varios días en ese lugar y cada día se sentía que la voluntad decaía, empezó con algunas estrategias, permitiendo tener una rotación y descanso adecuado para que se mantenga el dispositivo de seguridad y el personal no se sienta cansado.

Todos los días se buscaba opciones para que su motivación positiva no desaparezca; sin embargo, conforme pasaban los días, el personal creía que eran derechos y adoptaban una posición de querer más. El Capitán, ya no tenía más opciones. Los Generales y altos oficiales, no se preocupaban por ese personal, y sentían que no había respaldo, estimaron que la misión no era tan importante como lo hacían ver, también comentaban que su función nunca fue importante, que la institución no perdía nada si faltaba este personal.

El personal con más años eran los más desmotivados, no eran fáciles de llegar y peor aún convencerlos y contagiaban a los más jóvenes, todo el tiempo ganaban adeptos, el Capitán ya no tenía reacción, estaba por unírselos.

Un día llegó una patrulla de soldados y les informaron que la guerra había terminado y que debía regresar, la emoción invadió el campamento, todos se sentían héroes, estaban felices por regresar a sus hogares y ver a su familia.

Llegaron al edificio de mando, convencidos de que por fin tendrían unos días para disfrutar de su familia y recuperar el tiempo perdido, pero la gran sorpresa fue que nadie los recibió, no eran importantes para nadie, el Capitán intentó hablar con el Comandante y solo recibió la orden de regresar a sus labores administrativas y ponerse al día en todos los pendientes.

No supo cómo transmitir esa noticia, y les dijo que todos estaban orgullosos de ellos; que no había espacio para el descanso y que todo minuto era valioso para empezar desde cero y resurgir como una institución fuerte. Todos accedieron y la rutina inicio.

El Capitán aprendió mucho de los errores experimentados, en el campo de batalla había salido avante, pero su ser tenía grandes heridas, cargaba el dolor de su grupo, sabía que en sus manos no estaba el cambio y que este ciclo se podría repetir, con otros actores, pero que siempre se generará malestar.

Esta historia se repite en muchas organizaciones, donde todavía no existe la cultura de administrar al talento humano, enfocado a su desarrollo y su motivación.

Las heridas que provocamos:

- Designamos al personal a ejecutar actividades que no conocen o carecen de experiencia.
- Nunca preguntamos o visitamos al personal, para conocerlo.
- Nos olvidamos del reconocimiento o un simple gracias.
- Formamos grupos de trabajo que nadie destaca o que pueda transmitir el conocimiento necesario.
- Tratamos a todos por igual y no se diferencia al personal proactivo del personal que no tiene actitud de trabajo.
- Jefes que por la incapacidad para liderar, prefieren ser temidos a ser amados.
- No existe comunicación y nadie conoce del aporte que brinda a la organización, que parte del engranaje es y por cuanto tiempo lo será.

Con estas heridas, generamos la fuga de talentos, un alto índice de rotación y un mal clima organizacional, en la que perdemos todos. El gerente no avizora el problema, no entiende que estas acciones provocarían minimizar utilidades, siendo necesario recortes continuos de personal y  recursos, hasta llegar al declive absoluto en el que desaparece la organización.