miércoles, 6 de marzo de 2019

El efecto de culpar a los demás

Que importante es ser visionarios y proactivos, esto permite que todo el equipo de trabajo camine rápido y hacía adelante.

En la transición del poder del Presidente de México, el mandatario que asumía el cargo, en su discurso mencionó algo que me marcó, parafraseando un poco, el comentaba, "existen dos caminos que podemos seguir, el primero está orientado a buscar los problemas que causaron la crisis actual, lucharemos por encontrar a los responsables, no descansaremos hasta conocer toda la corrupción que se generó; el otro camino es olvidar todo lo ocurrido y marcar la ruta de partida y promover el desarrollo, y lo único que debemos tomar en cuenta es que solo tenemos pocos años de gestión, cual camino deciden que será el mejor".

Esto se aplica en toda organización, la transición del nivel directivo tiene un alto porcentaje de rotación, y muchos gerentes centran su esfuerzo en buscar los errores de las anteriores gestiones, siembran odio y quieren que el Consejo conozca de su imparcialidad, de su olfato para detectar problemas; pero los indicadores de gestión siguen en el mismo nivel.

Se direcciona el trabajo de todo el equipo de colaboradores a buscar lo que se hizo mal, desviamos la atención de lo importante, no sabemos cómo solucionar los problemas, no entendemos cómo desarrollar habilidades y esperamos que las personas nos aprecien luego de un análisis comparativo del peor daño, de comparar las cosas malas que hicieron los antecesores a nuestra condición normal sin nada que entregar.

Es la oportunidad exacta cuando queremos cobrar venganza y nuestro esfuerzo fue para alcanzar ese puesto directivo, y pensamos que ahora es el momento para explicar a todos que tipo de villano se va de la organización. Pero si todo nuestro talento se hubiese usado para innovar, preguntas que quizá no podamos contestar y la sucesión seguirá sembrando odio.

Que importante es contar con un plan de sucesión, en que podamos formar líderes con habilidades gerenciales, para que la organización reciba un nuevo aire, para que se reestructure y fortalezca la gestión con el solo propósito de ser perennes y posicionar nuestra marca.

Nunca es tarde para cambiar, recuerde que cuando asuma ese cargo directivo, es su momento, mejore todo lo que en el transcurso de su trayectoria profesional le parecía que estaba mal, mejore todo lo que le motivo, y elimine todo lo que se causó problemas, pero nunca se deje llevar solo por los sentimientos, su experiencia le permitirá diferenciar entre lo bueno y lo malo para la organización que sea concordante con el bienestar del talento humano.


Toda decisión la debe tomar calzándose los dos pares de zapatos, el del directivo y el del colaborador.
 
 

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