sábado, 27 de junio de 2020

Paso a paso, el largo camino del blogger





Desde niños nos identificamos con ciertas culturas, que para otros son contraculturas y así sobrevivimos en una sociedad, con distintos puntos de vista. Este mismo blog se convertirá en la motivación de un grupo, la crítica de otros o simplemente lo irrelevante, pero sino no lo escribo estaré cediendo a los criterios de una cultura que no es la mía, solo por el temor a ser criticado, o no calzar en el estereotipo determinado.

El día que me atreví a escribir, lo hice invadido por un sentimiento de impotencia, quería gritar lo injustos que pueden llegar a ser los jefes, no estaba en mis manos cambiar el escenario en mi organización y cada vez que me sentaba a conversar con alguien, escuchaba el descontento y en muchas personas el odio que emitían.

El mal ambiente era fácil de percibir, los únicos que querían tapar el sol con un dedo eran los jefes, pero veía como cada persona buscaba el espacio para crecer, abrir un negocio que les permita obtener su independencia y liberarse del yugo. Estaba identificado con esa cultura, pero no iba a exagerar, como algunos lo hicieron, porque varias personas empezaron a estudiar derecho y cuando obtuvieron su credencial de abogado, abrieron su propio consultorio jurídico y buscaban las oportunidades para demandar a esa organización de la que siempre quisieron salir. 

Desde luego que también existe una cultura que son parte de la conformidad social, a los que les dicen negro y será negro, ellos aprendieron a adaptar su comportamiento y se ven en la cima de la organización, ellos cuidan cada palabra y acción, pero también tienen subculturas que por escenarios propios de la viva, desde niños ya sabían ejercer un liderazgo autócrata; por lo que,  el puesto de jefe en la organización les vino como anillo al dedo, a ellos lo único que les preocupa es que un día tendrán que jubilarse y se acabará el poder. Ellos están felices porque tiene los recursos a su disposición y son expertos en delegar.

Otro grupo no es de aquí ni de allá, viven detrás del telón, pero cuando la obra está por terminar y vienen los aplausos, ellos saltan al escenario, con una trayectoria intachable porque nunca la pusieron a prueba, pero ya están ahí y tendrán todos los honores, que quienes se ensuciaron las manos no la tuvieron, porque fueron criticados por intentarlo. 

Pero con todas estas culturas, aprendí a sobrevivir y es nuestra responsabilidad social, no huir y mientras más poder se pueda obtener, no olvidarnos de los que están abajo con el desánimo que un día nos estaba obligando a dejar la organización. Debemos ser los mentores del entusiasmo, siempre existe algo positivo en donde fijar la mirada, es como cuando de niños queríamos mantener el equilibrio con un solo pie y no lo podíamos, pero alguien nos dijo que si ponías la mirada en un punto fijo, alcanzarías el equilibrio. Eso no lo sabías y preferías no intentarlo, pero quien lo intento cientos de veces, descubrió que con hacer eso todo sería fácil. 

No dejes que cada quien aprenda solo, si adoptas una actitud egoísta, no has cambiado nada, no has descubierto que la felicidad se consigue de la suma de cada alegría que vivimos y para ello tu entorno debe confabular a tu favor y podrían aprender tanto de tí, al punto de ser un conjunto de engranajes que mutuamente se producen bienestar. Tu trabajo será más fácil, porque el entusiasmo y el bienestar, despertaran la productividad y la innovación. Tus indicadores serán los mejores, y con esfuerzo, sin factores externos llegarás lejos. 

El mundo está lleno de grupos tóxicos, aléjate de ellos y rodéate de personas que comparten tu entusiasmo, de lo que hacen más de lo normal, aprende de los que correctamente alcanzaron el éxito y si no consigues respuestas positivas, no te rindas, insiste y si no se dan los resultados, vuelve insistir, en la perseverancia se alcanza las mejores satisfacciones de la vida.

Con el afán de crecer, cada día abría mi blog, para ver cuántas personas la visitaban y cuando tuve dos visualizaciones me sentí feliz, alguien me regalo un espacio de su tiempo para leer, y cuando llegue a 100 no se imaginan la gran satisfacción y así cada pasito ha marcado la motivación positiva de continuar, de no darme por vencido, y compartir lo que tanto nos apasiona, la gestión del talento humano.

Ahora puedo comentar como un orgullo personal, que mi tiempo no ha sido en vano, muchas personas me dan ánimo y he obtenido seguidores que me demuestran fidelidad, se que ellos están en ese espacio donde un día estuve, pensando que no podía ser nada más que un simple ejecutor, me estaban convenciendo que no tenía derecho a razonar y que mis opiniones no eran válidas.

Sea cual sea tus sueños o tus aspiraciones; atrévete, solo el primer paso es el difícil y es tomar la decisión.






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