martes, 17 de marzo de 2020

Mi jefa tiene miedo de mi talento

Doris es una buena amiga que ha dedicado su vida a fortalecer competencias técnicas, que son muy cotizadas en el mercado laboral y es sorprendente la actitud de trabajo, todo es perfecto cuando la actividad pasa por sus manos, domina los temas institucionales como si estuviera hablando de su vida.

La situación política y económica había cambiado y ciertas organizaciones tuvieron que cerrar. Doris se había quedado sin trabajo, pero su eficiencia y buenas relaciones le habían abierto varias puertas; ella decidió seguir a su mejor amiga y optaron por unos cargos prometedores en una institución gobierno. 

El escenario había cambiado, porque nadie le conocia y llegó con toda la energía de aplicar sus conocimientos, pero inmediatamente se presentó un obstáculo, su jefa, una señora sin formación academica adecuada al cargo que cumplía y sin experiencia, era una cuota política ubicada por la máxima autoridad. Ella buscaba satisfacer todas las necesidades a quien debía su permanencia en la institución.

Cuando Doris, sorprendío a todos con una exposición sin precedentes, inmediatamente vió en ella una amenaza, porque el nivel directivo, está contento con su incorporación y creía que si Doris seguía brillando, podría quedarse con su puesto o peor aún ser más que ella. No había pasado muchos días y los colaboradores buscaban más a Doris que a su Jefa, para pedir asesoramiento y directrices para la ejecución de sus actividades, era una gran eclipse causado por un ave que estaba iniciando el vuelo, así que decidió cortarle las alas, todos los días menospreciaba su trabajo, creaba historia de desprestigio con todos los colaboradores de la institución.

Doris estaba cansada y quería renunciar, pero sus amigos le dieron el ánimo que ella necesitaba, para seguir adelante; entendió que este reto sería una excelente escuela para entender como superar este tipo de obstáculos, que en cualquier momento se podría presentar, sea aquí o en otra organización.

La Jefa se sentía superior, su ego le cegaba y creía que si orientaba su esfuerzo a causar malestar en Doris, esto haría entender entre todos los colaboradores quién manda y a quién deben acudir para cualquier consulta o direccionamiento. Ella perdió todo el tiempo, porque su desgaste fue mayor y su gestión perdía credibilidad,  se centró en lo personal y perdió el enfoque organizacional, guiada siempre por su concepto de superioridad.

Es lamentable como las instituciones de gobierno, al ser organizaciones sin lucro directo, no se preocupan en la productividad y prefieren alimentar el ego de ciertas personas, cubren cargos con candidatos poco idoneos, por el hecho de cumplir con los compromisos políticos adquiridos y opacan a los profesionales que tienen una gran proyección de crecimiento. Minimizan el servicio y fortalecen el poder centralizado en personas que disfrutan de menospreciar y dañar a los demás.

El clima organizacional desde luego que estaba deteriorado, porque todos sabían que no existía coherencia de quienes se esperaba que lideren la organización, no había empoderamiento y peor aún reconocimiento, todos sabían cual era la solución pero prefieren evitar problemas y esperan la iniciativa del nivel directivo, que nunca llegará.

Casos como el expuesto, es la realidad de muchas personas, que se ven sometidas a un yugo de destrucción del talento, con jefes que procuran satisfacer su deseo de poder y no quieren ideas, porque "aquí se hace lo que yo digo", las otras ideas no son bienvenidas y peor aún pueden ser aplicadas, porque eso es determinante en convencer a todos quien manda.

No cometamos estos errores, aprendamos de vivencias externas de terceros,  porque como administradores de talento humano, debemos implementar alternativas, para motivar positivamente a nuestro personal, busquemos el crecimiento profesional y organizacional, a traves del aprecio a nuestros colaboradores, conscientes que cada persona es un mundo distinto y  tienen su percepción de motivación, por eso es importante conocer a quienes nos rodean, para ofrecer reconocimiento acordes a la expectativa de cada persona, dejarlos crecer, escuchar sus sugerencias, delegar y dejarse asesorar. Dejemos el egoismo y pensemos como un solo puño, en pro del crecimiento solidario.

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